En
la primera parte de esta nota se ha señalado que la conclusión más rápida y simple a
la que puede arribarse con respecto a la estructura de personalidad del autor
del crimen es que sólo un psicópata puede haber sido capaz de cometer un ataque
tan brutal.
Estas
conclusiones se derivan del análisis de la conducta atribuida al autor del
hecho, la cual ha incluido golpes, maniobras de asfixia, estrangulamiento
manual y por medio de un lazo, colocación de una bolsa plástica en la cabeza y
la inserción del cuerpo de la víctima en una bolsa para luego deshacerse del
mismo en un container de residuos, produciéndose finalmente la muerte de la
joven como consecuencia de la compactación en uno de los camiones de recolección
o en la planta de procesamiento del CEAMSE.
En este punto creo que es importante evitar
cerrar sin más trámite las posibilidades diagnósticas concluyendo que sólo un
psicópata puede cometer un hecho tan cruel y aberrante porque, en la medida en
que los diagnósticos se emiten de una forma tan lineal como automática, también
se obtura con una etiqueta aquello que todavía no puede saberse y, en el lugar
de la transitoria incertidumbre, se pone una respuesta absoluta que puede
impedir llegar a una verdad que sólo puede aparecer tolerando una espera.
Muchas
preguntas sobre el accionar del autor del crimen todavía no han sido
respondidas, y la pregunta sobre su perfil de personalidad no es una excepción.
La
supuesta frialdad psicopática atribuida a la personalidad del homicida para
librarse del cuerpo contrasta con tantos intentos fallidos de acabar con la
vida de la joven, quien finalmente encontró la muerte como consecuencia de las
lesiones que le produjo un mecanismo de compactación.
Al
supuesto psicópata no le alcanzaron las manos, ni los golpes, ni las cuerdas.
Tal parece que en el lugar de la certeza del asesino que no se detiene al matar
apareció la duda, la falta de decisión, la confusión, la ineficiencia. Ni siquiera
parece haber sido eficiente al querer controlar a una chica de 16 años y 50 Kg
de peso. Terminó lleno de lesiones.
El
supuesto psicópata, de una u otra forma, terminó diciendo cosas que probablemente
no quería decir y exhibió, sin que nadie se lo hubiera pedido hasta el momento,
lesiones que al ser evaluadas por los médicos resultaron siendo señaladas como
heridas producidas por una víctima tratando de defenderse.
El
supuesto psicópata también parece haber caído en importantes contradicciones y,
si mintió, parece haberlo hecho sin mostrar la más mínima habilidad para
evadirse durante su declaración testimonial.
Interrogantes
que esperan una respuesta, de la misma manera que los posibles diagnósticos de
los que solamente se podrá tener alguna certeza cuando ese sujeto hable y
cuando las pericias sean realizadas.
Por
ahora habrá que tolerar el hueco de no saberlo todo. Pero vamos sabiendo algo.
Esta obra cuyo autor es Lic. Germán G.De Stéfano está bajo una licencia deReconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de CreativeCommons.
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